Locke se presenta como un profundo retrato cinematográfico del protagonista, de cuyo nombre se extrae el título del film. Un reputado capataz de obra alabado por su sensatez y su sentido de la responsabilidad, se embarcará en un viaje por carretera que pondrá al límite éstas cualidades con las que se identifica. Esta película lanza una breve mirada instrospectiva al momento en el que Ivan Locke decide emprender una campaña de demolición de una vida duramente trabajada, con el propósito de mantener inmaculados los principios de conducta con los que, a raíz de un trauma paternofilial, un día decidió reafirmarse.

Los títulos se componen simulando la sintaxis de la arquitectura moderna, con una geometría reticular, pero constreñidos por los límites del espacio, límpidos y silenciosos como un cuadro de David Hockney. No obstante, éstos se ven vencidos por la fuerza de la gravedad, desmoronándose hacia abajo simbolizando el hundimiento de una vida estratégicamente construida, la vida de Ivan Locke.